Vaya de antemano. No soy un acérrimo seguidor de la Navidad, tampoco un férreo detractor. Si hay algo que me gusta de estas fechas, esos son los villancicos. Viven malos tiempos, si te gustan te llaman trasnochado o cosas aún más hirientes. Pues bien, defiendo, desde la templanza y la ponderación, esta tonadilla navideña. ¿Qué grupo de pop no tiene un villancico en su repertorio? Pues todos, los más grandes y los más pequeños, los Beach Boys y los Granadians, los Four Tops y los Soberanos, Stevie Wonder, Phil Spector -¡el disco de Phil Spector!- y los Sirex... Es precisamente este último día de año cuando, en mi barrio, un coro rumano (copiosa comunidad la que forman por aquí) se reúne para, tras atemperar la voz con diversos caldos transilvanos, ofrecernos a los vecinos un acogedor y emotivo repertorio de villancicos. Es uno de los momentos más sentidos de estas fechas.
Les dejo este link; sirva como homenaje al recientemente finado D.Luis Aguilé versionado por el septeto barcelonés de moda.
Feliz año, amigos.